Estando en Tánger tuvimos la oportunidad de visitar Asilah, una preciosa ciudad marinera situada a unos 45 kilómetros al suroeste, a orillas del Atlántico, que en verano se convierte en lugar de vacaciones de muchos marroquíes.
De camino a Asilah bordeamos la costa de Tánger, donde apreciamos extensas playas, humedales y grupos de ovejas pastando.
Qué ver en Asilah en un día
Nada más llegar ya se respira el ambiente marino, y por la hora a la que llegamos, el primer contacto que tuvimos fue con algunos habitantes del mar, pero servidos en platos.
Este banquete lo pudimos degustar en Casa García, uno de los mejores restaurantes de la localidad, con especialidad en pescados y mariscos frescos. Su dueño, el español Antonio García, nos sorprendió con una degustación de diversos manjares como boquerones en vinagre y fritos, centollo, salpicón de mariscos, chopitos, gambas cocidas, almejas a la marinera… ¡Dudábamos si estábamos en Marruecos o seguíamos en España! Y, de postre, unas riquísimas naranjas con canela.
El final perfecto para una fantástica comida que nos puso en condiciones de recorrer todos los rincones de Asilah.
Entramos a la Medina amurallada por la puerta Bab El Kasbah, al noreste, existiendo otras dos (Bab Homar y Bab El Bahar).
Qué ver en Asilah en un día
Aunque la Medina es el centro de la ciudad, ya en el exterior se pueden ver personas caminando, turismo, venta de productos locales…
Tras pasar la Gran Mezquita (que estaba en obras), llegamos a la Torre El Kamra, que tuvo un origen defensivo y fue construida por portugueses que llegaron a ocupar el lugar en 1471.
Qué ver en Asilah en un día
Muy cerca encontramos una de las tantas mezquitas que se pueden encontrar en la Medina; la entrada a la mezquita nos muestra detalles muy bonitos en su arco.
Qué ver en Asilah en un día
Después seguimos curioseando por sus calles, que están llenas de encanto, con tiendas de coloridas alfombras, ropa, antigüedades, comida…
La vida en la Medina trascurre como en cualquier parte del mundo, con niños corriendo y jugando al fútbol.
Y descubrimos que Asilah es un festival de colores azules y verdes en sus puertas y ventanas, que contrastan con la blancura de muros y paredes.
Lo que más nos llamó la atención es que cada ventana o puerta tiene su forma y, sobre todo, su propio encanto.
Además de ventanas también hay muchos balcones, arcos, detalles en las puertas… Durante el recorrido, Farid nos contó que esta Medina es la más limpia de todo Marruecos y así lo percibimos. 
Qué ver en Asilah en un día
Así llegamos a la calle que da al mar; desde allí se puede ver a la gente caminando por la playa o mojándose los pies y en el fondo pacientes pescadores esperando tener suerte sobre un espigón. 
Al final del paseo hay un mirador desde el que se tienen unas magníficas vistas de la ciudad, y que se ha convertido en punto de encuentro tanto de  locales como de visitantes para pasar la tarde y ver la puesta de sol.
Desde este mirador se ve un precioso cementerio con tumbas decoradas con azulejos de cerámica. Las tumbas se encuentran al modo tradicional mirando a la Meca; nos llamó mucho la atención que del cementerio sale una escalera que baja a las olas de la playa, lo que no sabemos es si tiene algún significado espiritual.
Qué ver en Asilah en un día
Continuamos nuestro recorrido y seguimos asombrándonos a cada instante con los colores del lugar, pero sobre todo de la tranquilidad que da el recorrer cada callejuela de la Medina.
También pudimos ver algunas paredes con bonitas pinturas que se van cambiando cada año, como parte de un programa para exaltar el arte.
Y entonces vimos una pared decorada profusamente muy distinta a las que habíamos visto hasta ese momento. El estilo era entre pintura y escritura, muy distinto a lo que habíamos visto hasta entonces.
Qué ver en Asilah en un día
Farid, nuestro incansable guía, nos indicó que se trataba del taller de trabajo de un calígrafo. Por suerte, pudimos entrar para admirar sus obras y ver in situ sus instrumentos y su técnica en un trabajo que estaba realizando, realmente es un apasionado de la caligrafía. 
Y con este bonito recuerdo terminamos nuestro recorrido por Asilah. Sin duda, una pequeña joya que merece la pena descubrir si vais a Tánger. Nosotros esperamos poder seguir viendo las maravillas del norte del país en otras visitas.
¡¡Hasta el próximo post!!