¡Ah, qué decir de Roma, la maravillosa ciudad eterna…! Su centro histórico es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1980, así que no hay que perderse detalle. Nos podría llevar mucho tiempo visitar todos los rincones de esta ciudad y muchas páginas contarlo, así que vamos a empezar por enumerar algunos imprescindibles que hay que conocer en una primera toma de contacto.

Lugares imprescindibles que visitar en Roma

Coliseo

Es uno de los símbolos de Roma. Se trata de un anfiteatro, es decir, un edificio destinado para juegos y espectáculos, el de mayores dimensiones del imperio romano ya que podían reunirse hasta 50000 personas.
Originariamente se llamó anfiteatro Flavio, ya que fue construido durante la dinastía de los Flavios; su nombre actual se debe a que cerca se trasladó una estatua llamada Coloso de Nerón.
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En su interior se pueden observar lo que fueron jaulas para animales, habitaciones para gladiadores… que estaban bajo una gran superficie de madera cubierta por arena.
Muy cerca está el Arco de Constantino, levantado en homenaje a la victoria de este emperador sobre Majencio. Con tres arcadas, es uno de los mayores arcos del triunfo, y fue construido con elementos de otros edificios de la época. No muy lejos está el Circo Máximo.

Basílica de San Pedro Encadenado

En su interior destacan el famoso Moisés de Miguel Ángel, las cadenas de San Pedro, el baldaquino y los frescos del techo.

Foro Romano y Foros Imperiales

A pesar de que se encuentran muy cerca el uno de los otros, se trata de construcciones independientes. El Foro Romano es absolutamente increíble y hay que dedicarle varias horas. Son muchos los restos que se pueden contemplar: templo de Saturno, arco de Septimio con tres arcadas, arco de Tito con una, casa de las Vestales, basílica de Majencio… ¡Imposible perderse esta visita!
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Los Foros Imperiales surgen porque el Foro Romano se quedó pequeño para la época, así que casa emperador fue añadiendo el suyo. Son: foro y Mercado de Trajano con la columna Trajana, Foro de César, Foro de Augusto, Foro de Nerva y Templo de la Paz ordenado construir por Vespasiano tras su victoria sobre los hebreos.

Plaza Venecia

En el centro de la ciudad, cuenta con el grandioso monumento a Víctor Manuel II, todo de mármol blanco, en homenaje a la unificación italiana.
En ella también está el Museo Nacional del Palacio Venecia.

Colina Capitolina

Bonita plaza diseñada por Miguel Ángel. Muy cerca hay una reproducción de la Loba del Capitolio con Rómulo y Remo (el original está en los Museos Capitolinos).
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Fuente de Trevi

Una auténtica joya del barroco, es la fuente más grande de Roma y la más famosa, tal vez, del mundo. La estatua central representa al dios Océano domando a los hipocampos. ¡Hay que verla tanto de día como de noche!
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Plaza de España

Otro de los iconos de Roma, que está siempre abarrotada. Tiene una fuente en forma de barco, la Barcaccia, que en realidad tiene esta forma para solucionar la falta de presión del agua que llega hasta ella. Pero lo más característico es la escalinata de la Trinidad del Monte, del siglo XVIII, que une la plaza con la iglesia del mismo nombre salvando sus 137 escalones.
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Muy cerca están Villa Medici, la plaza del Pueblo (piazza del Popolo) con un obelisco de la época de Ramsés II y Villa Borghese, un extenso conjunto de jardines con esculturas y varios museos.

Panteón

En excelente estado de conservación tiene un aspecto exterior sobrio, pero el interior es espectacular con mármol colorido; contiene tumbas de reyes de Italia y personajes célebres como el pintor Rafael.
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El Panteón está ubicado en la plaza de la Rotonda, que tiene una fuente con un obelisco de la época de Ramsés II.
No muy lejos están el templo de Adriano y la majestuosa columna de Marco Aurelio.

Plaza de la Minerva

A menos de 5 minutos del Panteón se encuentra esta tranquila plaza, con la Basílica de Santa María sobre Minerva y, en el centro, una escultura de un elefante con un obelisco liso de la época de Apries, que nos recordó a la que hay en la plaza de la catedral en Catania.
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En ella está la iglesia de Santa María sobre Minerva, con un bonito interior.

Plaza Navona

Tiene forma de estadio y, durante la época romana, en ella se celebraban juegos al estilo griego. Fue reformada por Bernini y Borromini. En el centro está la fuente de los Cuatro Ríos, en homenaje a las fiestas náuticas del siglo XVI en las que se inundaba la plaza. Esta fuente es obra de Bernini y tiene cuatro estatuas alegóricas que simbolizan los cuatro continentes; también con el obelisco de Domiciano, construido en Egipto. En los extremos de la plaza, la fuente de Neptuno y la fuente del Moro; al fondo, la iglesia de Santa Inés en Agonía.

Castillo Sant’Angelo

Su nombre viene de una leyenda en la que el Arcángel San Miguel de su cima se habría aparecido para anunciar el fin de una epidemia de peste que hubo en la ciudad a finales del siglo VI. Originalmente fue un gigantesco monumento funerario llamado mausoleo de Adriano.
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A él  llegamos cruzando el río Tíber por el precioso puente peatonal de Sant’Angelo decorado con estatuas de Bernini.

Ciudad del Vaticano

Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1984, es de obligada visita. La plaza de San Pedro es impresionante con la columnata de Bernini y un obelisco liso llevado a Roma por Calígula.
La Basílica de San Pedro es la más grande del mundo y una de las cuatro Basílicas Mayores o Papales de Roma (junto con Santa María la Mayor, San Juan de Letrán y San Pablo Extramuros). Su interior es magnífico, con diferentes tipos de mármol. Destacan, entre otras muchas bellezas, la Piedad de Miguel Ángel y el baldaquino de Bernini.
Se puede subir a la cúpula, y las grutas vaticanas bien merecen una visita. Para entrar hay que organizarse muy bien porque siempre hay una cola kilométrica. Nosotros nos fuimos desanimados sin verla para seguir conociendo la ciudad y, cuando volvimos, nos llevamos una sorpresa al ver que ya no había cola, así que ¡conseguimos entrar!
No perderse la visita a los Museos Vaticanos, con las estancias de Rafael y la Capilla Sixtina con su increíble bóveda, entre otros muchos atractivos. Para ver todo el conjunto Vaticano son necesarias varias horas.
Una vista curiosa de la cúpula es la que se tiene a través de la cerradura de la cancilla del priorato de los Caballeros de Malta, en la plaza del mismo nombre. Cada vez va siendo un lugar más conocido por lo que se podría encontrar una pequeña cola.

Boca de la Verdad

¡Quién no recuerda la entrañable escena de la película Vacaciones en Roma en la que Gregory Peck simula ante Audrey Hepburn que la Boca de la Verdad se come su mano…! Situada en el pórtico de la basílica medieval de Santa María en Cosmedin, según la leyenda, quien introduce su mano en la boca y miente, la pierde. Las colas para hacer la comprobación pueden ser considerables…
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La iglesia se caracteriza por su campanario, y en su interior guarda un suelo de mosaico y un baldaquino gótico.

Templo de Hércules Víctor

Muy cerca de la anterior, en el Foro Boario, se encuentra este pequeño templo dedicado a Hércules, redondo y rodeado de columnas. En el mismo lugar están el templo Portuno, y la fuente de los Tritones (diferente a la fuente del Tritón -en singular- que está en la plaza Barberini).
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Basílica de Santa María la Mayor

Muy cerca de la estación de Termini, está esta basílica, que es otra de las cuatro Basílicas Mayores de Roma. También es conocida como Liberiana o de la Nieve, por una leyenda en la que el Papa Liberio tuvo un sueño en el que la Virgen le ordenó construir una iglesia donde encontrase nieve; un caluroso día de agosto se obró el milagro de la nieve en este lugar, que fue donde se construyó la iglesia.
En su interior destacan el artesonado del techo, el baldaquino, el mosaico de la coronación de la Virgen y la (otra) Capilla Sixtina con la tumba del Papa Pío V.
También es muy bonita la fachada trasera, en la plaza del Esquilino, en la que hay otro obelisco.

Archibasílica de San Juan de Letrán

Es la más antigua y primera en el orden establecido de las basílicas papales, antes que San Pedro; en su altar mayor sólo puede dar misa el Papa. ¡Hay que pasar por los claustros!
En la plaza de Juan Pablo II, donde está ubicada, también están el baptisterio Lateranense y otro obelisco.

Trastevere

Hay que sacar aunque sea un ratito para pasear por las entramadas calles de este pintoresco barrio, con sus terracitas para tomarse algo.
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Hay un montón de iglesias y rincones bonitos para ver, a nosotros solo nos dio tiempo de visitar la basílica de Santa María en Trastevere, famosa por los mosaicos del siglo XII de Cavallini.
Al otro lado del Tíber, enfrente de la isla Tiberina, está el barrio judío; ¡hay que cruzar por el puente Garibaldi!
Otros lugares que pudimos ver fueron la fuente del Tritón, la fuente de las Tortugas en la plaza Mattei del barrio judío (¡las tortugas están arriba!), la iglesia de San Carlos de las Cuatro Fuentes en el cruce de las 4 fuentes (que nos recordó a la plaza Quattro Canti en Palermo), la iglesia de Santa María de la Victoria en la calle 20 de septiembre con el célebre Éxtasis de Santa Teresa…
La verdad es que todo esto es muchísimo para una primera toma de contacto; nosotros lo vimos en 4 días, pero no todas las cosas. Faltó hay tanto para ver y descubrir que en un solo viaje es imposible, a no ser que sea de una semana por lo menos. No hemos hablado de la enorme cantidad de museos, iglesias, parques… ¿Os habéis fijado en que hemos visto unos cuantos obeliscos egipcios? Pues hay más y además, ¡cada uno tiene su nombre! Una original ruta sería la de buscar todos los de la ciudad, o también sus muchas fuentes, como hicimos nosotros en Toulouse.
En los alrededores también hay lugares para conocer, como por ejemplo, la ciudad de Tívoli o Villa Adriana y Villa de Este. ¡No os las perdáis!
¡¡Hasta el próximo post!!