Un fin de semana puede aprovecharse para visitar algunos lugares de la provincia de Huesca, como la comarca de la Hoya de Huesca, con los espectaculares Mallos de Riglos, el pueblito de Murillo de Gállego, el castillo de Loarre, las curiosas formas de las rocas de Piracés y dar un paseo por Huesca ciudad.
A solo 45 kilómetros de Huesca, los Mallos de Riglos son uno de los paisajes más fascinantes de Aragón. La erosión de antiguos glaciares y los materiales que transportaban creó estas espectaculares formaciones de grava roja bañadas por el río Gállego.
Huesca en dos días
Hay nueve mallos principales más otros ocho más pequeños. Su estructura sirve para que numerosos escaladores se ejerciten. Los dos más altos son el Firé y el Pisón; al pie de este último está el pueblo de Riglos y, enfrente, Murillo de Gállego.

Murillo de Gállego

A 10 kilómetros de los Mallos está este pueblito, que al estar en un entorno natural privilegiado y a orillas del río Gállego, es un lugar muy famoso por tener deportes de aventura, como rafting y puenting, además de la escalada.
Pero también tiene un rico patrimonio; caminando por sus entramadas calles podemos encontrar la Iglesia de San Salvador, que destaca en la silueta del pueblo.
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Declarada Bien de Interés Cultural, es una de las obras más representativas del románico aragonés.
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También está la Ermita de la Virgen de la Liena, con restos de una necrópolis medieval en el exterior. En su interior tiene unas interesantes pinturas tras el altar, y el empedrado del suelo no puede pasar desapercibido.

Castillo de Loarre

A unos 17 kilómetros de Murillo de Gállego se encuentra este castillo, que es el más famoso de Aragón y la fortaleza románica mejor conservada de Europa; incluso ha servido como escenario de algunas películas.
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Fue construido en el siglo XI, bajo el reinado de Sancho III, como defensa ante los musulmanes. Tiene todos los elementos típicos de los castillos, como murallas, puente levadizo, patio de armas y torres defensivas. También cuenta con una capilla de una sola nave.

Piracés

En esta localidad, a 20 kilómetros de Huesca, podemos ver curiosas formas que el agua y el viento han ido dejando en las rocas areniscas. Una de las más famosas es un gran bloque con forma de barco que se encuentra en la Peña de Mediodía; se trata de la roca donde en su día se elevó el castillo de Piracés, desde la cual se podía tener una buena vigilancia del terreno.
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Ciudad de Huesca

Es una ciudad cargada de historia, como lo demuestra su patrimonio. Podemos destacar sus murallas con torreón, de las que se conservan casi 2 kilómetros, la Catedral de Santa María, que constituye un ejemplo de gótico en una ciudad románica o la Iglesia de San Pedro el Viejo con su claustro y el Retablillo de la Anunciación.
También tenemos el Ayuntamiento, de estilo renacentista y, ya más modernos, la Plaza de Navarra con la Fuente de las Musas y el Parque de Miguel Servet con las famosas pajaritas, que se han convertido en el emblema de la ciudad.
Además, en Huesca se pueden hacer otras muchas cosas, como visitar los museos Diocesano y el de Huesca, tomar el aperitivo en los bares de los Porches de Galicia, ir de tapas por la zona de los Cosos o en la Plaza de Navarra o incluso salir de marcha (¡una de las más famosas de Aragón!) por la noche en la zona del Tubo.
En alguna futura visita podremos ir completando la comarca y la provincia, conociendo mucha naturaleza en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el Parque Natural de la Sierra de Guara, el Moncayo y el desierto de  Los Monegros y paseando por algunos de los pueblos más bonitos de España, como Aínsa, Alquézar, Graus, Hecho, Agüero, Boltaña…
¡¡Hasta el próximo post!!