Varios son los pueblos bonitos y con encanto que podemos encontrar en la provincia de Girona. Algunos de ellos los encontramos en la costa, y otros, con un marcado carácter medieval, en el interior.

Aquí enumeramos todos los que pudimos ver durante una ruta en coche de 4 días que hicimos un verano por la provincia.

¡Comenzamos!

Los pueblos más bonitos de Girona

Tossa de Mar

Esta preciosa localidad tiene doble atractivo ya que, además de estar situada a orillas del Mediterráneo y ser lugar de veraneo, tiene un núcleo medieval, la Vila Vella o Villa Vieja, declarado Monumento Histórico Artístico Nacional en 1931, cuyas murallas almenadas y torreones destacan sobre el agua. Imprescindible recorrer las callejuelas estrechas y descubrir rincones encantadores como los restos de la antigua iglesia de San Vicente, dos cañones del siglo XVII que estaban sumergidos en el mar, el fato de Tossa o una estatua homenaje a Ava Gardner en recuerdo de sus estancia para rodar una película.

Además, cuenta con otros lugares muy interesantes para visitar, como la pequeña villa romana de Els Ametllers, la parroquia de San Vicente o el barrio pescador de Sa Roqueta, entre otros.

Y, cómo no, imprescindible disfrutar de la gastronomía local, basada en los productos del mar, con recetas típicas como el Cim-i-Tomba (guiso de pescado), la raya con patatas o los fideos con pescado o langosta. ¡Hasta hay un restaurante con estrella Michelín!

Calella de Palafrugell

Situada sobre una costa rocosa en el Espacio Natural Protegido Castell-Cap Roig, esta antigua población de pescadores conserva todo su encanto marinero. Además de las playas y calas, hay que ver  el Port Bo, puerto pesquero con sus barquitas, y la calle Miramar junto a la playa, característica por sus soportales; detrás se encuentra el casco antiguo, con calles estrechas y casas blancas, declarado Bien Cultural de Interés Nacional en 1995.

Otro lugar para conocer son los jardines de Cap Roig, con cerca de 800 especies botánicas y una colección de esculturas.

Para los amantes del senderismo, está la ruta desde la  playa del Canadell a la población costera de Llafranc, uno de los Caminos de Ronda más bonitos de la Costa Brava.

Por último, a poco más de 2 kilómetros tenemos el Conjunto Monumental de San Sebastián de la Guarda, los restos de un antiguo poblado ibéricos de los siglos VI a I a. C. sobre una montaña con acantilados al mar.

Pals

El casco antiguo de Pals, conocido como El Pedró, es una encantadora villa medieval enclavada en colina Mont Aspre, antiguo nombre del lugar. Para descubrirlo, hay que pasear por las calles empedradas, en las que encontraremos casas con portones, pasajes bajo arcos de piedra, la calle Mayor con sepulturas antropomorfas excavadas en la piedra, la muralla, la iglesia de Sant Pere, la Torre de las Horas… No en vano, fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1973.

Pals está ubicado en el Parque Natural del Montgrí, las islas Medas y el Bajo Ter, por lo que son muchas las posibilidades de realizar actividades deportivas y de aventura tanto en la naturaleza como en el mar, ya que la playa de Pals está sólo a 10 minutos.

Famosos son los campos de arroz de Pals, existiendo incluso una ruta para conocerlos junto con un antiguo molino de arroz del siglo XV, que estuvo en funcionamiento hasta  principios del siglo XXI. Por ello, el plato más típico es el arroz (de Pals) a la cazuela.

Peratallada

Otra preciosa villa, con uno de los núcleos medievales más importantes de Cataluña declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1975, y también Bien de Interés Nacional. Tiene un núcleo fortificado que se encuentra sobre una gran llanura de roca arenisca, del cual deriva su nombre: Petra tallada. El sistema defensivo estaba formado por tres recintos de muralla, construidos entre los siglos XII y XIII,  y un foso excavado en la roca. Otros puntos para ver son el castillo fortificado con torre del Homenaje y el palacio (s. XI-XIV), la iglesia de San Esteban (siglo XIII) y la plaza porticada Les Voltes.

La gastronomía, al igual que en otra localidades de la zona, tiene como plato estrella el arroz a la cazuela y otros productos locales, como carnes y embutidos.

Monells

En la comarca del Bajo Ampurdán encontramos esta villa medieval, que se hizo famosa por ser uno de los pueblos donde se rodó la película Ocho apellidos catalanes. La población se formó alrededor del antiguo castillo, del que solamente se conservan las murallas. El corazón de la villa es su bonita Plaza Mayor, donde se celebraba el mercado a finales del siglo XVII; así lo atestigua la Pedra Mitgera, bloque de piedra con una incisión que el rey Jaime I el Conquistador estableció como patrón de medida de cereales para el obispado de Gerona.

La iglesia parroquial de Sant Genís data del siglo XI, aunque el edificio actual ha sufrido varias reformas a lo largo del tiempo.

Besalú

Preciosa villa medieval de la comarca de la Garrotxa situada entre los ríos Fluvià y Capellades. Es famosa por su puente fortificado del siglo XII, pero tiene un gran patrimonio monumental, siendo declarada Conjunto Histórico-Artístico Nacional en 1966. Forman parte de este conjunto la antigua iglesia del monasterio de Sant Pere del siglo XII, la iglesia de Sant Vicenç del siglo XII, la fachada de la antigua iglesia hospital de Sant Julià del siglo XII, la casa de Cornellà del siglo XII y la sala gótica de la Cúria Real de los siglos XI y XII. Además, tiene una importante judería, en la que destaca el Miqvé o baño judío.

Cerca de la carretera C-66 está la Zona Arqueológica de La Devesa; se trata de una terraza fluvial de origen cuaternario en la que se encuentran restos de construcciones de diversas épocas históricas, como cimientos de edificios romanos y medievales, además de restos de silos que eran huecos excavados en el suelo.

Existe una ruta senderista desde Besalú hasta Beuda que pasa por algunas de las iglesias románicas más importantes de la zona.

Castellfollit de la Roca

Este pequeño pueblo, situado dentro del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, está enclavado sobre un risco basáltico de 50 metros de altura, formado por dos coladas de lava superpuestas. Desde la pasarela sobre el río Fluvià se puede tener una espectacular vista del pueblo elevado; esta pasarela es parte del itinerario 13 del Parque Natural, la ruta de senderismo del riscal de Castellfollit.

Recorriendo el casco antiguo, podemos encontrar restos de las murallas medievales que protegían el castillo, la iglesia de San Salvador del siglo XIII, la Torre del Reloj del siglo XX con la Fuente de San Roque y los restos del antiguo puente gótico sobre el río Toronell.

Muy cerca está Sant Joan les Fonts, donde se puede hacer la estupenda Ruta de las tres coladas, que es el itinerario 16 del Parque Natural.

Santa Pau

Dentro del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa también está la villa medieval de Santa Pau, con un bonito núcleo monumental, la Vila Vella o Villa Vieja, declarado Conjunto Histórico Artístico en 1971. Destacan el castillo, construido entre los siglos XIII y XVIII y la Plaza Mayor porticada con la iglesia gótica de Santa María del siglo XVI. Aunque lo principal es recorrer las estrechas calles en las que se pueden ver las viviendas construidas con piedra volcánica y con dinteles en los que se aprecian inscripciones con los oficios de los primeros habitantes de la villa.

En Santa Pau se puede degustar la cocina volcánica, elaborada con productos de la zona como los fesols, que son unas alubias blancas con Denominación de Origen Protegida.

Los alrededores ofrecen múltiples posibilidades de senderismo y naturaleza, como por ejemplo el hayedo de Jordá, el volcán Croscat y el volcán Santa Margarita, en el itinerario 1 del Parque Natural.

También está muy cerca la localidad de Olot, con sus monumentos, ruta modernista y volcán Montsacopa.

Nos faltaron algunos otros pueblos bonitos, como Camprodón, Beget, Ullastret o Cadaqués… Esperamos poder volver para conocerlos.

¿Cuáles más nos recomendáis?

¡¡Hasta el próximo post!!