Un sábado de comienzos de primavera decidimos salir de caminata a algún lugar cerca de Madrid, y fuimos a uno al que le teníamos ganas desde hacía tiempo: las Cárcavas de Pontón de la Oliva o de Valdepeñas de la Sierra o de Alpedrete de la Sierra, muy cerca del pintoresco pueblo madrileño de Patones de Arriba pero ya en la provincia de Guadalajara.

Se trata de un paisaje como de otro mundo, del tipo conocido como chimeneas de hadas, creado por la erosión de la lluvia y el viento sobre las rocas arcillosas blandas, de ahí su color rojizo que nos recordó al paisaje de las Médulas leonesas.

Cárcavas del Pontón de la Oliva

¿Cómo llegar a las Cárcavas del Pontón de la Oliva?

Desde Madrid, por la A1 hay que llegar hasta Venturada y después tomar el desvío hacia Torrelaguna, pasar Patones (de Abajo) y llegar hasta el aparcamiento de la Presa del Pontón de la Oliva. Allí dejaremos el coche y cruzaremos la carretera, ya que justo enfrente empieza el camino que hay que seguir para llegar hasta las Cárcavas. Es una vía pecuaria en la que veremos a la izquierda las ruinas de la antigua ermita de la Virgen de la Oliva, un ábside de ladrillo de estilo románico-mudéjar.

Seguimos caminando y enseguida llegaremos a la Presa del Pontón de la Oliva, hoy en desuso, puesto que ya no existe el embalse que le daba función; sólo transcurre el río Lozoya, pero hay unas bonitas imágenes de la construcción.

Hacia la derecha bajaremos hasta una carretera que pasa por encima del río, la cual debemos seguir hasta que hace una curva pronunciada hacia la izquierda. A partir de aquí, en vez de ir por la carretera, tomaremos el sendero que se abre paso a través del campo lleno de jaras en flor.

Pronto el camino se va volviendo empinado, en ocasiones algo difícil por su irregularidad, pero en general accesible a pesar de nuestra baja forma. Tras una media hora, llegaremos a una explanada en la que el camino se vuelve llano por unos metros. Desde aquí ya se pueden divisar las Cárcavas a lo lejos.

Cárcavas del Pontón de la Oliva

Pero el camino vuelve a ponerse escarpado hasta que finalmente alcanzamos el punto más alto desde el que poder ver las Cárcavas desde arriba. El esfuerzo ha merecido la pena porque las vistas son increíbles. En total, tardamos poco más de una hora desde el aparcamiento.

Cárcavas del Pontón de la Oliva

El sendero continúa, llano, de forma que se puede bordear las formaciones para verlas desde todos los ángulos posibles y tomar montones de fotos… ¡cada una parecía diferente de la anterior!

Cárcavas del Pontón de la Oliva

Allí nosotros nos tomamos nuestro tiempo para disfrutar de un pequeño picnic, algo que también hacía la gente que estaba por allí.

Cárcavas del Pontón de la Oliva

Después de disfrutar de las vistas, llegó la hora de la bajada, que nos llevó más tiempo que la subida, ya que lo empinado del terreno hacía que resbalásemos más.

También se puede hacer la caminata por un sendero que, en vez de ir por arriba, va por abajo, y que llega a las Cárcavas para poder verlas con la mirada hacia arriba, desde la base de las paredes rocosas. Tal vez volvamos en otra ocasión para tener una perspectiva diferente de este fenómeno geológico.

Otras actividades que se pueden hacer en este paraje son:Picnic en la orilla del río Lozoya.

Escalada en la pared rocosa del río, en su parte cercana a la presa.

Otra ruta de caminata comienza subiendo a la presa y a la izquierda, por un caminito vallado, hasta la Presa de la Parra.

Recomendaciones

– Madrugar un poquito porque, a pesar de que es un lugar que se encuentra a una hora escasa de Madrid, suele estar bastante concurrido, y así nos aseguramos poder dejar el coche en el aparcamiento de la presa.

-Llevar calzado cómodo, como deportivas o especial de montaña; es evidente que hay que caminar bastante, pero aun así vimos algunas personas con zapatos de vestir.

-Llevar agua suficiente, ya que en todo el trayecto no encontramos fuentes.

-Llevar protector solar y gorra, pues tampoco hay ninguna sombra.

-Por último, pero no por ello menos importante, ser responsable y no acercarse mucho al borde de las Cárcavas, ya que en algunas zonas, el camino está muy cerca del precipicio.

-También hay que dejar el paraje tal y como lo encontramos o incluso mejor si podemos, no dejando ningún residuo y, si fuera posible, llevándonos algún otro que veamos abandonado.

Y así concluye nuestra excursión a las Cárcavas del Pontón de la Oliva, totalmente recomendable para pasar un día diferente viendo estas caprichosas obras de la naturaleza.

¿Conocéis alguna formación más de este tipo cerca de Madrid?

¡¡Hasta el próximo post!!