Peniche es una península situada en el distrito de Leiria, Región Centro de Portugal, a unos 100 kilómetros al norte de Lisboa. Tiene una larga y rica historia, ya que su territorio fue ocupado a lo largo del tiempo desde la Prehistoria por distintas poblaciones que aprovecharon la diversidad de recursos naturales disponibles y se dedicaron a la pesca como principal actividad económica. Hasta el siglo XVI, Peniche fue dependiente de la cercana localidad Atouguia da Baleia, obteniendo la categoría de ciudad en 1609. En los siglos XIX y XX las actividades de pesca y agricultura se consolidaron como base de la economía, manteniéndose así hasta la actualidad.

Hoy en día, Peniche reúne un gran patrimonio monumental, zonas de gran valor geológico y magníficas playas. Además, a poca distancia cuenta con las Islas Berlengas, declaradas Reserva Natural desde 1981 y Reserva de la Biosfera por la UNESCO desde 2011.

El sistema defensivo de Peniche comenzó a construirse a mediados del siglo XVI para defensa ante ataques de corsarios ingleses y piratas berberiscos. Su construcción terminó en el siglo XVII y tenía estructura abaluartada con torres de vigilancia y con cuatro puertas de acceso. Mantuvo su función defensiva hasta finales del siglo XIX y después fue cárcel para presos políticos. Actualmente la fortaleza alberga el Museo Nacional de Resistencia y Libertad o Museo Municipal, pero lo encontramos cerrado por obras.

Peniche

Una de las imágenes más populares es la del foso de la muralla, que se tiene desde la Prainha de São Pedro.

Peniche

Muy cerca de la fortaleza encontramos este mirador, desde el que se ve de cerca una de las torres de vigilancia y, al otro lado, las pintorescas casas de colores del barrio de pescadores.

Se comenzó a construir en 1609, cuando Peniche alcanzó el rango de ciudad, y estuvo en funcionamiento durante casi cuatro siglos siendo una de las más importantes del país por el gran volumen de mercancías y los ingresos obtenidos. En su fachada se puede ver el escudo de Felipe II.

Peniche

El edificio alberga la sede del Ayuntamiento desde 1609, siendo remodelado varias veces a lo largo del tiempo. La planta baja ha sido utilizada como cuadra, cárcel municipal y parque de bomberos.

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Se construyó a inicios del siglo XVII junto al antiguo hospital de la Santa Casa de la Misericordia. Anexa está la Torre del Reloj construida en los últimos años del siglo XVII para alojar el primer reloj mecánico público de la población.

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En su interior hay varios elementos de interés como azulejos decorados, pinturas barrocas o un retablo flamenco proveniente de un barco naufragado en las Berlengas. Nosotros no pudimos ver nada por encontrarla cerrada.

Se construyó a finales del siglo XVI y es el templo más grande del municipio. En su sencillo exterior destaca su torre campanario y en su interior el precioso retablo mayor dorado.

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Data de principios del siglo XVI y se construyó sobre las ruinas de otra iglesia dedicada a San Vicente. En su interior destacan el artesonado pintado y la decoración de azulejos del siglo XVIII, pero tampoco pudimos verlo.

Inaugurado en 2016, este museo está dedicado al estudio, conservación y difusión del encaje de bolillos, importante patrimonio cultural de Peniche con una tradición de 400 años. También es escuela para aprender el oficio y se puede visitar de forma gratuita.

Además de admirar el patrimonio de la ciudad, se pueden realizar más actividades.

Peniche tiene playas de varios kilómetros de extensión. Las más famosas son Medão-Supertubos (sobre todo entre los surfistas), Consolação y Baleal, pero también están las de Gambôa, San Bernardino o Cova da Alfarroba, algunas de ellas galardonadas con la Bandera Azul.  Todas ellas son adecuadas para la práctica de todo tipo de deportes náuticos.

Es uno de los grandes atractivos de Peniche. Estando rodeada por el mar, en la península predominan las recetas marineras como el caldero de pescado, las sardinas asadas o el arroz de marisco. Nosotros nos decidimos por un sabroso arroz de rape con mejillones y almejas en el restaurante Sardinha, que nos habían recomendado varias personas e incluso en la oficina de turismo. La verdad es que no nos defraudó, pero quedamos muy llenos… el gran puchero que nos pusieron dio para repetir ¡¡4 veces!!

Peniche

Recomendamos acudir temprano porque no se puede reservar.

Algo muy tradicional en Peniche es el pescado seco, lo cual se realiza al aire libre, existiendo también recetas de dulces como los pasteles de Peniche, los amigos de Peniche y unas galletas de almendra llamadas «eses».

Nos parece el complemento prefecto a una ruta por los monumentos del casco histórico, ya que Peniche es un lugar famoso por sus restos geológicos. Lo contamos un poco más abajo.

¡Actividad obligatoria! Se puede contratar, incluso en el mismo momento, con distintas empresas situadas en La Marina, el puerto deportivo de Peniche. Lo contamos en el artículo Excursión a Islas Berlengas desde Peniche.

Estando en Peniche, nos parece imprescindible realizar esta ruta para admirar acantilados, caprichosas formaciones rocosas e incluso fósiles. Se trata de un recorrido circular junto al litoral de la península, por la Carretera Marginal. Nosotros lo hicimos en coche al atardecer y en sentido contrario a las agujas del reloj parando en varios lugares, todos ellos con espacios para aparcar (los más entrenados se pueden animar a hacerla caminando):

Pequeña playa que ofrece unas magníficas vistas.

Peniche

Es una cavidad natural que ya fue ocupada durante la Prehistoria, siendo utilizada como refugio y necrópolis. Suponemos que se podrá llegar de alguna forma por las rocas, pero nosotros no nos aventuramos…

En los alrededores ya se puede comenzar a ver originales formaciones.

Peniche

Muy próxima está la Cueva de Dominique, llamada así por haber sido el escondite de un ladrón con ese nombre.

Es el extremo más occidental de la península de Peniche y un mirador natural desde el que se divisan las Berlengas. También es una zona de acantilados y curiosas formaciones que el mar ha moldeado a lo largo del tiempo, como la Nau dos Corvos, una gran roca que asoma en el agua. También hay un faro, de los más antiguos de Portugal, construido en el siglo XVIII tras un naufragio en el lugar donde anteriormente estuvo la Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria; tiene 27 metros de altura y sigue en funcionamiento tras ser reconstruido en el siglo XIX.

Peniche

Además, es una zona de observación de aves de áreas costeras como cormoranes y alcatraces y buen lugar para disfrutar de una bonita puesta de sol.

Este lugar nos pareció increíble. Se trata de una cavidad natural en la roca, a la que se ha añadido una escalerilla metálica para poder bajar. Pero lo más llamativo es el conjunto de oquedades en la roca que crean formas imposibles. Eso sí, recomendamos tener cuidado para no resbalar y caer, y no acercarse demasiado al borde del acantilado.

La zona también es un mirador natural desde el que divisar las Berlengas.

Llamado así por estar situado frente al Santuario de Nuestra Señora de los Remedios, al otro lado de la carretera; también tiene vistas a las Berlengas. Muy cerca está el mirador del Revellín de Remedios, con las mismas vistas.

Último punto de nuestro recorrido, está catalogado desde 2014 como Sitio Geológico de Interés Mundial (Geositio) debido a la antigüedad de sus restos, que datan del periodo Jurásico (hace unos 20 millones de años).

Se puede observar una formación que nos recordó a la de la Ruta del Flysch en el Geoparque de la Costa Vasca.

Peniche

También varios niveles de estratificaciones en la roca, así como formas geométricas.

Y, por último, aunque nos costó bastante rato de búsqueda, algunos fósiles.

Además, se deberían ver a ras de suelo algunos restos que forman la silueta de lo que fue la Capilla del Buen Jesús del Ábalo, del siglo XVI, pero están semicubiertos por la vegetación.

Si se dispone de más tiempo, se puede continuar al islote de Papôa, donde hay una brecha volcánica.

Así termina nuestra visita a la península de Peniche, que sin duda recomendamos.

¡¡Hasta el próximo post!!