Patones de Arriba es un pintoresco pueblo de la Sierra Norte de Madrid situado en el Valle del Jarama, frontera natural entre la Comunidad de Madrid y Guadalajara en Castilla y León. Enclavado en lo alto de un barranco a 832 metros de altitud sobre el nivel del mar, es famoso por su arquitectura negra con pizarra que permanece inalterable al paso del tiempo, siendo un ejemplo único en toda la región.

Su origen fue un poblado ganadero fundado en el siglo XVI, siendo complementada esta actividad con la agricultura como forma de vida, aunque se cree que pudo iniciarse cuando algunos cristianos huyeron del asedio musulmán y se refugiaron en este lugar poco accesible. En el siglo XVII, se decidió elegir una figura propia para el gobierno y así depender menos de la vecina Uceda, surgiendo la figura del “Rey de Patones” que se mantuvo durante varios siglos. Además, según la leyenda, fue el único pueblo de España que se libró de la ocupación francesa por estar oculto entre montañas.

Patones de Arriba

En las últimas décadas, la mayoría de sus vecinos bajaron a vivir a Patones de Abajo, creado en los años 40 del siglo XX, por lo que el pueblo ahora tiene multitud de alojamientos rurales, restaurantes, tiendas de artesanía… dedicados al turismo. Declarado Conjunto Histórico en 1999, también forma parte de las Once Villas de Madrid y es un destino ideal para pasar el día por estar aproximadamente a una hora desde la capital.

Construida en el siglo XVII, destaca su torre campanario; tenía en su interior tres retablos que se perdieron durante la Guerra Civil. El edificio pasó a ser lugar de encuentro político y social hasta que se construyó el ayuntamiento y se cerró. Tras ser rehabilitado, se reabrió en 1998 y en la actualidad alberga la oficina de turismo.

Patones de Arriba

El edificio frente a la iglesia fue construido tras la Guerra Civil para ser el ayuntamiento, función que cumplió hasta la construcción del actual en Patones de Abajo; también albergó las escuelas. Actualmente es un edificio multifuncional.

La arquitectura de la zona es la llamada arquitectura negra, por el color oscuro de la pizarra. Es muy común en algunos pueblos de Guadalajara en la cercana Sierra de Ayllón, existiendo una ruta para conocerlos. Otra característica de esta arquitectura es estar adaptada a los duros inviernos serranos, por lo que las casas están muy juntas y tienen pocas aberturas al exterior; además, los tejados a dos aguas impiden la acumulación de nieve y lluvia. Al principio tenían solo una planta y, con el tiempo, pasaron a tener dos, siendo muy similares a las actuales.

Paseando por las callecitas, se encuentran numerosas muestras de esta arquitectura componiendo rincones preciosos.

Los antiguos hornos de leña son otro rasgo de la arquitectura patonera y estaban adosados a las viviendas, al igual que en los restos de época romana encontrados en los alrededores. Se utilizaban para cocer pan, que era el alimento básico, aunque también se podía cocinar repostería o alguna pieza de carne. A mediados del siglo XX hubo hasta veinte hornos en funcionamiento, pero actualmente se ha reducido mucho este número.

Patones de Arriba

En la parte alta del pueblo encontramos estos tipos de construcciones del siglo XVIII, surgidas como consecuencia de las actividades agrícolas y ganaderas.

Las eras son explanadas circulares donde se trillaban los cereales, generalmente trigo, avena y centeno, y posteriormente se obtenía el grano.

Los tinados servían para resguardar los rebaños de ovejas y cabras. Estaban formados por un corral para el ordeño y un pesebre para alimentar a los animales.

Los arrenes son construcciones rectangulares sin cubierta ni puerta, teniendo que derribarse parte de un muro para entrar; servían para sembrar el cereal y meter al ganado para que se lo comiera.

Patones de Arriba

El lavadero y la fuente se nutren de las aguas del Arroyo de Patones y ambos eran punto de reunión para las mujeres, que estaban encargadas de las tareas de lavado de ropa y transporte de agua. La fuente sirvió de abastecimiento para los patoneros durante muchos años y en el lavadero aún se pueden apreciar dos zonas separadas, una para lavar y otra para aclarar.

Bajando al arroyo, se puede ver un bonito puente del mismo estilo arquitectónico que el resto del pueblo.

Se pueden hacer visitas guiadas, a contratar en la oficina de turismo el mismo día hasta completar aforo (grupos de 5 a 20 personas). Tienen lugar los sábados, domingos y festivos, de 11 h a 12:30 con un precio de 2,5 € por persona.

Pero las actividades estrella son las rutas de senderismo, por el fantástico entorno natural que rodea a Patones. Algunas de las rutas más populares son:

  • Senda Ecológica del Barranco: une Patones de Abajo con Patones de Arriba en unos 800 metros de longitud; transcurre paralela al arroyo de Patones y se pueden ver una cueva y el acueducto del Canal de Isabel II.
  • Subida a la cumbre Cancho de la Cabeza: recorrido circular de 12,5 kilómetros con dificultad moderada debido a sus más de 600 metros de desnivel.
Patones de Arriba

La gastronomía de Patones es para disfrutarla. Se trata de una cocina castellana tradicional con platos de cuchara, carne y productos naturales como la miel, el queso fresco o el yogur. Existen numerosos restaurantes donde sentarse, bien en comedor o bien en terraza, para saborear menús similares y bastante asequibles. Es recomendable reservar porque los fines de semana se llenan rápido.

Nosotros tomamos judiones, ensalada de pollo en escabeche suave, churrasco y un curioso plato compuesto por chuletas de cerdo, chorizo y migas; de postre, un heladito de mandarina y una cuajada casera con miel de Patones.

Patones de Arriba

La forma más fácil de llegar desde Madrid es en coche: por la autovía A-1, salida del kilómetro 50 hasta Torrelaguna por la N-320 y después hasta Patones de Abajo por la M-102. Eso sí, aparcar es difícil. A pesar de existir un pequeño aparcamiento en la entrada del pueblo, este es solo para residentes. Unos metros antes, en el acueducto, hay otro pequeño aparcamiento pero se llena enseguida. La mejor opción es dejar el coche en la explanada habilitada en Patones de Abajo y desde allí subir andando por la Senda del Barranco o bien tomar un microbús al efecto, con un precio de 3€ por persona (ida y vuelta).

También se puede llegar en transporte público hasta Patones de Abajo, en el autobús 197 desde Plaza de Castilla.

Varios son los atractivos, tanto urbanos como naturales, que hay en las proximidades de Patones de Arriba:

¡¡Hasta el próximo post!!